viernes, marzo 05, 2010

Veo

Veo imágenes del centro de Talcahuano recién cuatro días después del terremoto. He escuchado rumores de todo tipo; barcos arriba de edificios, contenedores encallados en la plaza e incluso destrucción total y aun así ninguna imagen mental que me había hecho logra aminorar la emoción y el nudo de la garganta al ver el puerto destruido.

Más tarde al llegar la luz me quedo pegado al televisor viendo el desastre nacional, observando con pena como la televisión santiaguina ya faranduliza el desastre y musicaliza las notas de la gente que quedo sin nada. Observo con algo de temor, que esa extraña sensibilidad televisiva entrenada por años y años de Teletones, llegue a aburrir a los chilenos y desvíe la preocupación de los verdaderos problemas.

Veo el desastre en Constitución, Pelluhue, Dichato, Tumbes y decenas de otros lugares. Veo las imágenes del saqueo y me avergüenzo de mi pueblo. Así como me enorgullece la gente que días después del siniestro abre sus casas con punteras para aminorar aquella necesidad básica que tenía que haber sido resuelto por la autoridad.

Con los horarios cambiados debido a la guardia por los saqueos, trato de dormir de día entre réplicas y como la mayoría de las veces no lo consigo me pongo a pensar en las ciudades destruidas.

Dichato fue la primera ciudad a la que fui de vacaciones solos con mis amigos en esos años cuando aún era coleguial y Pelluhue fue el último al que fuimos ya como universitarios. Hoy ambos están destruidos y en el suelo, ambos con gente clamando por ayuda que llega tarde. La ayuda de verdad, sincera y silenciosa no aquella rimbombante y luminosa que se esconde atrás de la ayuda a la que esta acostumbrada la televisión chilena y que desgraciadamente nos estamos acostumbrando como sociedad.

El terremoto y sus consecuencias vistas desde afuera:

Terremoto en Chile: Las tres plagas de Talcahuano - BBC Mundo
Quedó la escoba - Diario El País.

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