martes, septiembre 16, 2014

Momentos

Cuando uno tiene una familia grande se hace complicado tener momentos reales con cada uno de ellos. No hablo de compartir un asado o juntarse para salir, hablo de un momento real; como una conversación sencilla, un favor desinteresado o algunas veces un abrazo sentido. 

Ayer se murió mi tía Nana, una de las cinco hermanas de mi madre, y el recuerdo más presente que tengo con ella es una conversación que tuvimos cuando yo ya estaba terminando mis 20 años y pasé por su casa a dejarle un paquete de parte de mi madre. Recuerdo que fue poco lo que yo hablé, pero me sirvió para conocerla de verdad y entender un poco como funcionaba, esa para mi siempre extraña, forma de relacionarse que tenían mis tías.

Recuerdo que ese día al despedirnos, le prometí que volvería a verla  y seguir conversando. Yo a los meses después me vine a Santiago y por supuesto nunca más pudimos volver a hablar de esa forma.

Hoy al recordar a mi tía se me vienen muchos recuerdos distintos, pero he vuelto siempre a esa conversación. Creo que al final solo los escasos momentos reales son los que mejor se recuerdan.



A mi tía Nana.
15 de Septiembre de 2014