jueves, marzo 02, 2006

Conspiración Luksic

Como James Stewar perseguido por un avion, tirándose al suelo evitando la balacera. Como en una película de Hitchcoock, sabiendo que algo extraño esta pasando, pero sin la total certeza de saber que es lo pasa.

Camino a Enco pasaba algo raro, pero no sabíamos que. Nos equivocamos de camino y terminamos frente a un gigantesco portón automático, con bordes de madera nativa y con intercomunicador escondido en una caja también de precioso color, obviamente madera nativa, el fundo "Chan Chan" no era el lugar donde debíamos llegar, pero ahí estábamos frente al colosal portón perdidos y algo confundidos.

Retomamos el camino que estaba señalado para camiones y seguíamos algo intrigados, carteles de "Reserva Ecológica" y "No botar basura" (que más bien parecían artesanías lujosas para turista de cruceros) nos guiaban por el camino algo estrecho, pero igualmente precioso.

Empezamos a especular: Nazis escondidos en la precordillera, magnates con oscuros negocios refugiados en sus fortalezas naturales, sustitución de bosque nativo, etc.

El camino estaba algo lejos así que seguimos avanzando cerca de 25 metros por camino pedregoso y un nuevo aviso nos llamo la atención : "Precaución puentes cortados . Final del camino".

No tan extraño, en el mapa salía que faltaba un pedazo de camino, pero asumimos que estaba en construcción porque eso se leía del mapa.

Un nuevo letrero de puente cortado frente a un puente que no estaba cortado solo ayudo a confirmar todas nuestras dudas; algo raro pasaba y teniamo que averiguarlo.

Dos autos estacionados pasado el puente no dejaban el camino libre, pero no importaba ya que el GPS marcaba que el punto al cual teníamos que llegar estaba en la dirección contraria al camino "cortado". Las entradas hacia el punto estaban cerradas con trancas con candados.
Jose Luis se bajo a preguntar en la casa que estaba cerca del puente si había otra entrada hacia el río y le dijeron que aprovechara de entrar ahora justo que un camión con fardos de paja iba entrando. Entramos y nos preparamos para ir a prospectar huillines, que era lo que veniamos haciendo desde hacia ya tres días.

Ya en el río otro puente cortado, pero este tenía balsero. Extraño porque el camino de entrada se encuentra con llave. "Hay unas casitas mas allá" respondió el balsero cuando le preguntamos donde llegaba el camino.

Terminado el trabajo de prospección (que fue positivo ya que se encontraron rastros de Huillín), nos preparamos para volver e irmos. De pronto el ruido nos hace ver hacia arriba: un helicóptero negro vuela sobre nosotros.

"Nos andan buscando", bromeamos.

Llegamos a la entrada nuevamente y las trancas nuevamente cerradas con candados. Me baje a preguntar a la casa, donde preguntamos por la entrada, si nos podían abrir ya que había una salida que daba al jardín de esa casa.

Siento de nuevo el helicóptero, pasa arriba por encima nuestro.

"No hay salida por acá", me dijo un viejo algo enojado.

"Pero si yo veo que hay una ahí, si vamos a pasar rapido", le respondo.

"No, ¿quien los dejo pasar?. Tienen que ir a hablar con el administrador."

"Alguien que estaba en esta misma casa, nos dijo que entráramos", le respondio Jose Luis que ya se había bajado.

"No, para entrar tienen que pedir permiso, no ve que andan los patrones", dijo mientras miraba de reojo y visiblemente complicado al helicóptero que ya sin duda nos estaba siguiendo a nosotros.

No hubo caso y tuvimos que ir a hablar con el administrador. Unos ciento cincuenta metros más arriba de la casa del viejo temeroso. Cuando nos vio que entrabamos salio a nuestro encuentro.

"Si, lo que pasa es que en Febrero cuando andan acá los patrones se ponen celosos con la entrada", nos dijo el administrador.

"Quien es el dueño de esto", pregunte.

"Esto es de los Luksic y el que anda en el helicóptero es el patrón, me van a callampear de nuevo porque ayer igual vieron otra camioneta que entro al río y me callampearon de lo lindo", dijo ya algo resignado.

Luksic, pensé yo. El hombre más rico de Chile y el tercer hombre más rico de latinoamérica, dueño de casi todo el Lago Panguipulli como me iba a enterar días más tarde, me anda persiguiendo en helicóptero. Trabajar en una ONG tiene algo de James Bond pense y sonreí al mirar que Jose Luis igual sonreía con satisfacción.

Caminamos con el administrador rumbo a las trancas y el helicóptero seguía sobre nosotros rondando. Nos subimos a la camioneta y cuando salíamos al ver los logos de CODEFF y de la Zoological Society of Frankfurt nos pregunta: "Ustedes son de alguna institución".

"De la universidad de Valdivia", miente Jose Luis.

Y nos fuimos, riéndonos de lo estúpido de toda la situación, de ser perseguidos en helicóptero por un millonario mientras con poca esperanza de obtener alguna respuesta positiva. se hace ciencia.

Más tarde en otro punto un caballero de unos 65 años nos alega por el asunto de los puentes cortados. Se cayeron por ahí por el 74.

"Después que llegaron acá los dueños (nos damos cuenta de lo poco que nombran a Luksic por su nombre), los puentes se cayeron, los botaron enteros porque dijeron que los iban a construir nuevamente, pero nunca lo hicieron" nos dice el caballero.

El alega de la vuelta que se tiene que ir a dar para poder ir a Valdivia.

"Antes se llegaba en 45 minutos, este era un paso internacional. Conectaba el puerto de Corrales con San Martin de los Andes. Hemos tratado de organizarnos por años, hablado con los alcaldes y no pasa nada", termina de contarnos.

Nos fuimos justo cuando el caballero empieza a dar la lata, a habla en contra de los gobiernos y de la poca participación ciudadana.

Tomamos rumbo hacia Panguipulli, necesitábamos una cama, agua caliente y cargar las pilas de las cámaras y del GPS.

El día había sido largo, cansador y conspirativo. Habíamos empezado imaginando un gran misterio, pero descubrimos que era más bien uno pequeño. Por lo menos para nuestros ojos el asunto era más que simple: "Si el señor Luksic no quiere que las cercanías de su hacienda de descanso sea invadida por decenas de autos diariamente nada mejor y fácil que no hacer nada con los puentes"

"Tenemos que hacer algo", me dice Jose Luís.

"Sí, yo creo que deberíamos empezar contandolo para que la gente sepa"

"Igual es raro, yo creo que nadie nos va a creer”.

“No importa, si salimos de acá vivos el mundo tiene que enterarse”, me abrocho el cinturón y nos cagamos de la risa....el resto del camino seguimos conspirando mientras el helicóptero seguía sobre nosotros.

La gente de Enco debe viajar alrededor de una hora por caminos de ripios, angostos y principalmente en subida (aunque a la vuelta serían en bajadas :P ). Cerca de 70 kilómetros de recorrido agregado, una hora de viaje de más, mas gasto en bencina y más energía gastada que contribuye poco a poco al constante calientamiento global.