Vengo volviendo de Perú y la sensación es algo extraña, perdimos el avión de vuelta y tenemos que mamarnos con la Mimi un viaje de más de 24 horas en bus. Unos días despues voy camino a Santiago, después de haber descansado un par de días en Villa Alemana. Sigo en bus, a los cuales a esta altura ya odio un poco, a encontrarme con Andrés, Jorge y Mario para el concierto de Motörhead. En el Terminal me encuentro con Andrés y Jorge que vienen viajando de Concepción y luego nos juntamos con Mario el cual nos lleva a su departamento.
Al día siguiente Jorge y yo nos encontramos en la terraza del departamento. Deben ser cerca de las tres de la tarde y vamos por la cuarta lata de cerveza del día. Conversamos acerca de lo desorientado, santiaguinamente hablando, que nos encontramos y de lo mal que me había hecho el Ron de la noche anterior. En eso me pregunta si acaso tengo miedo por lo que viene ahora que salí de la Universidad. Lo pienso unos instantes y le respondo que no, que nunca me han asustado los cambios de etapa. Continúo diciéndole que no me asustó el haber salido del colegio y que tampoco me asusta esta nueva transición. Le afirmo que todo esto debido al hecho de que no suelo planificar detalladamente mi vida futura en largos plazos. Le devuelvo la pregunta y el me responde positivamente. Me quedo pensando en silencio un momento y cambiamos el tema por recomendaciones cinéfilas.
Mas tarde me canso de estar encerrado y decido salir a caminar. Ahí es en donde nuevamente la pregunta asalta mi mente. ¿Tengo miedo de lo que vendrá? ¿Me asusta el encontrar trabajo, independizarme, establecerme y empezar a envejecer? Lo pienso un poco más, me pongo en situaciones hipotéticas y me percato de la falsedad de mi primera respuesta. La verdad es que sí siento miedo, siento miedo de decena de cosas, entre ellas el cambiar mi actitud y volverme un amargado, en perder a mis amigos, defraudar a la gente que quiero y que mis eclécticos planes de vida fracasen. Me atonto por un momento, sigo con mi introspección y me calmo pensando en saber la solución para que eso no pase.
Una hora después camino de vuelta al departamento. Ahora esbozo una sonrisa decidido a seguir con mi estilo de planificación futurística. Porque después de haberlo meditado detenidamente concluyo que esa es la forma en la cual mejor funciono.
Por lo menos hasta el momento las cosas han resultado bastante bien y por ahora es todo lo que necesito saber.
