miércoles, diciembre 03, 2008

Villanía Atemporal

Domingo en la tarde.
Aeropuerto Carriel Sur.

Vengo con las maletas de mis padres y de mi hermana que acaban de regresar de Santiago. Mirando al suelo me percato de un teléfono en el suelo. Pero no es un teléfono, es una linda Ipaq, brillando y tan nueva que aún tenia el papel auto-adhesivo en su pantalla. La recojo y al pasarle la maleta a mi papá le dijo: "La voy a ir a dejar a objetos perdidos" . Mi mamá me dice que no, que nunca entregan las cosas ahí, que mejor busque un número y marque para avisar que yo la tengo y ponerse de acuerdo para entregarla.

Nos dirigimos al auto y yo trato de descifrar como encontrar al dueño del aparato en el complicado menú táctil del equipo. Por algunos segundos la tecnología me domina y me siento como un mono con un hueso en película de Kubrick .

De pronto la Mimi se percata de una señora que apurada sale desde el aeropuerto y se dirige a su auto, me dice : "Te apuesto que es de ella". La señora desesperada camina aceleradamente y abre puertas, maleteros y tira cosas del auto. Atrás de ella viene un señor que ayuda en la tarea. Sin duda es de ellos, me encamino a entregársela y con una sonrisa gigantesca y tremenda cara de alivio me agradecen repetidamente. "Estábamos embarcándonos" me dicen y me agradecen nuevamente.

Dos días despues y recién ahí pienso en que podría habérmela quedado. Sonrío al darme cuenta de que no habría podido ya que la culpabilidad me hubiese consumido.

Bueno, después de todo no era tan buena...tenía Windows Mobile de sistema operativo.

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