Ayer se murió mi tía Nana, una de las cinco hermanas de mi madre, y el recuerdo más presente que tengo con ella es una conversación que tuvimos cuando yo ya estaba terminando mis 20 años y pasé por su casa a dejarle un paquete de parte de mi madre. Recuerdo que fue poco lo que yo hablé, pero me sirvió para conocerla de verdad y entender un poco como funcionaba, esa para mi siempre extraña, forma de relacionarse que tenían mis tías.
Recuerdo que ese día al despedirnos, le prometí que volvería a verla y seguir conversando. Yo a los meses después me vine a Santiago y por supuesto nunca más pudimos volver a hablar de esa forma.
Hoy al recordar a mi tía se me vienen muchos recuerdos distintos, pero he vuelto siempre a esa conversación. Creo que al final solo los escasos momentos reales son los que mejor se recuerdan.
A mi tía Nana.
15 de Septiembre de 2014
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