domingo, diciembre 30, 2007

lunes, diciembre 24, 2007

domingo, diciembre 16, 2007

Mis Cinco Mejores Fotografías Nunca Tomadas



5.- Puesta de Sol.


Foro Universidad de Concepción, Concepción. 2006

Era mi último carrete en el Foro antes de egresar y al salir del baño, aquel del ombligo, el sol de atardecer bajó y se puso entre la Facultad de Química y la Facultad de Derecho para bañar toda la galería de una hermosa luz anaranjada. Una bella postal de despedida universitaria aumentada quizás por emotividad alcoholizada.

4.- Lluvia.

Curacautín. 1999

Andaba con mi vieja comprando por el “centro” de Curacautín en un acalorado día de verano sureño. En un momento ella entra a un supermercado y yo me quedo afuera esperándola. En eso me percato de que esta lloviendo y algo extrañado levanto la cabeza y por primera vez pude ver nítidamente como caían las gotas de lluvia, desde tan lejos, hacia mi. Aún a veces cuando llueve intento ver la lluvia de esa forma, pero creo que solo la mezcla de luminosidad, limpieza del cielo y tranquilidad que entrega Curacautín es capaz de lograr esa definición de imagen.

3.- Perro Maniquí.

Paicaví con Montiou, Concepción. 2005

Fuera de una tienda de alimento para animales un perro labrador en fibra de vidrio hace de publicidad. Un día pasando por ahí pude ver a dos perros ladrándole como locos. Uno de ellos incluso le mordía la cola. Dicen que los perros son inteligentes, pero ese día demostraron lo contrario. Tan estúpido como ir a Falabella y pedirle a un maniquí que te atienda.

2.- Lluvia fracturada.

Liceo la Asunción, Talcahuano. 1995

Otra de lluvias, pero esta vez en el colegio. En la Asunción cuando se entraba a clases se rezaba y esa vez mientras lo hacíamos yo miraba hacia el patio. Ahí fue como pude observar una zona del patio en donde claramente llovía y otra en donde no. Creo que si la oración hubiese sido más larga podría haber encontrado fácilmente el comienzo del arco iris y las monedas de Leprochaum

1.- Niños Jedis

Sagrados Corazones, Hualpen. 2006

Pasando por la micro por fuera del Colegio Sagrados Corazones veo a un niño de párvulo con una espada láser roja peleando a espadazos con tres niños, dos con espadas azules y uno con espada verde. Lo mejor de la escena no es la ñoñeria del juego sino el hecho de que mientras los observaba siempre era el joven Sith el que llevaba la ventaja acorralando con sus embates a los noveles Jedis. Indudablemente el Lado Oscuro de la Fuerza estaba con él.