martes, febrero 19, 2008

Summer Time


Terminé de leer hace un par de días “Por Favor Rebobinar” de Fuguet y decidí robarle una idea de un personaje, la cual básicamente se reduce a crear un lista de todas las peliculas que va viendo año por año. Por el momento yo voy por 12, en la octava semana del año, lo que se traduce en un promedio de 1,5 películas por semana. Una cuenta bastante baja a decir verdad, pero que va de la mano de mi precario estado financiero, el cual me ha impedido ir al cine o arrendar películas, así como tambíen a la creciente lentitud de mi conexión a Internet que me ha quitado las ganas de piratear el mundo como usualmente lo hacia. Eso sí la lista es solo de las películas nuevas que he visto ya que si hubiese sumado las repeticiones esta se hubiese agrandado al doble ya que a pesar de lo nobel del año ya me he repetido dos veces “High Fidelity” y una “Before Sunset” sin contar las continuas repeticiones del cable que veo de Zoolander (la cual extrañamente no puedo cambiar cuando la repiten por tv), “Lost in Traslation” (que la veo hasta soportando los comerciales y el audio en español del TNT), entre otras que no puedo dejar de repetirme.


También termine hace poco los ensayos de J. G Ballard, recopilados en un libro que me presto Jorge y en un ensayo llamado "El dulce aroma del exceso" habla sobre la relación existente entre el guion, el guionista y el producto fílmico final. Dejo un pequeño párrafo para que vean un ejemplo de las cosas que se encuentra uno mientas lee sus trabajos:

Hace años me dieron la oportunidad de novelar una película que estaba haciendo un director británico de primer orden. El guión esbozaba una historia trillada sobre un polizón malévolo, con diálogos que pocas veces iban mas allá de: "A comer. ¿Dónde está Dallas?", "Arriba", "Oh, oh". Lo que me asombraba no era que alguien decidiera filmar este guión, sino que hubiera podido hacerse una idea sobre una película de principio a fin basándose en esos diálogos huecos. No obstante, la película fue Alien, una de las películas de terror más oiginales de la historia, y el diálogo desechable hizo resaltar a la perfección el vacío terrorífico que se creaba alrededor de los personajes.

Ahora voy por una edición digitalizada y en Ingles de Microsiervos de Douglas Coupland que voy a tener que leer incómodamente desde el pc. Todo sea por el escritor favorito y por acortar los calurosos días estivales.